la investigación
EL CUERPO IMAGINADO
de Claudia Bonollo
Chapelle de Salpêtrière, Paris
 
       


Cuando todo comenzó, nunca habría sospechado la evolución de la investigación, que mientras tanto se ha extendido a todo el cuerpo humano, ni que las células transfiguradas se transformasen en un proyecto multidisciplinar.

Estoy en deuda con las aportaciones inesperadas de personas provenientes de diferentes disciplinas (médicos, biólogos, neurobiólogos, psicólogos, psiquiatras y teólogos) que se han interesado por mi trabajo, y a las clases de biológia impartidas por una investigadora del Instituto Ramon y Cajal que me ha hecho conocer y descubrir la iconografía cientifica.

Las lecturas de James Hillman y Henry Corbin han sido fundamentales.

El estudio de textos sobre las visiones del mundo iranio, Ib’n Arabi, Sohravardi y sobre todo Najmoddin Kobrâ, cuyo cromatismo desvela el significado y la supremacía de la luz verde (la visio smaragdina de tantas visiones misticas), han contribuido a un trabajo artístico atento a los fenómenos de la luz y del color.


la necesidad de lo imaginal o imaginación activa

La filosofía occidental oficial – lamenta Henry Corbin en su libro Cuerpo Espiritual y Tierra Celeste–admite sólo dos formas del conocimiento: la percepción sensible que abastece los datos empíricos y los conceptos del intelecto, el mundo de las leyes que regulan tales datos empíricos. Entre las percepciones sensibles y las categorías del intelecto hay un vacío insanableLa filosofía racional y razonable no toma en consideración el hecho de que a través de una imaginación agente se pueda acceder a una Razón o realidad del ser, e injustamente se cree que la imaginación activa admita sólo el encuentro con un repertorio irreal mítico y maravilloso. La imaginación agente no es instrumento para el imaginario, el universo alrededor del cual esta ordenada, sino aquel universo mediano y mediador (ínter mundo) sin el cual la articulación entre lo sensible y lo inteligible se interrumpiría. Se precisa entonces la exigencia de hallar un término que diferencie en el imaginario, el inter mundo de la imaginación, ese término clave es “mundus imaginalis” (del árabe “a lam al-mithal” “al lam al-mithali”) que rige toda una serie de nociones que se ordenan en el plano preciso del ser y del conocer (percepción, conciencia y conocimiento imaginativo). La función del mundo imaginal y de las formas imaginales, coordina el mundo inteligible que proporciona forma y dimensión al mundo sensible, que en cambio desmaterializa a través de una rigurosa disciplina, la potencia imaginativa. Ya Paracelso conocía esta diferencia y distinguía entre la Verdadera Imaginación yla Phantasy.

 

“Hay un mundo intermedio entre el mundo de la inteligencia y el mundo de los sentidos; su plano ontológico está más arriba del mundo de los sentidos y del mundo inteligible, es un mundo que comprende la totalidad de las formas y de las figuras, de las dimensiones y de los cuerpos, con todo lo que con ello está relacionado: movimientos, quietud, posiciones, configuraciones, todas existentes por sí mismas “suspendidas” , es decir,sin estar contenidas en un lugar,ni depender de su estado. (Henry Corbin)“…


la representación de la enfermedad

En la fábula de Eros y Psique narrada por Apuleio, Pan protege a Psique del suicidio. Desconsolada, sin amor, negada la ayuda divina, el alma está poseída por el pánico. Psique se hecha en el río que la rechaza. En el mismo instante de pánico, Pan comparece con su otro lado reflexivo, Eco, y persuade a la ninfa sobre algunas verdades naturales. Pan es a la vez destructor y preservador, y sus dos aspectos aparecen a la psique en una estrecha proximidad. Cuando nos sobreviene el pánico, no sabemos nunca si será el primer movimiento con el cual la naturaleza se dispone a hacernos tomar conciencia , si somos capaces di oír el eco de la reflexión, una nueva visión de si misma.

JAMES HILLMAN, Ensayo sobre Pan, 1977


El punto de partida ha sido una célula enferma. Una muestra histológica de una célula cancerígena, o sea la representación científica de la enfermedad. Las imágenes iniciales son imágenes al microscopio, fotografías que objetivan la evidencia de la patología, casi siempre moradas por las tinciones biológicas.

Las células moradas han sido transformadas. Las he cambiado de color, de escala, las he doblado sobre sí mismas, las he atravesado, las he convertido en cosmos, galaxias, las he iluminado con luces de color. Las he transformado en historias, mitos, retornos. Visiones esmeraldinas, auroras en las cuales el rosa es revelación cognitio matutina y vespertina.
He intentado “informar” cada célula enferma, he tratado de dialogar con su núcleo, de re-orientarlas con analogías.

He atravesado los colores, cualquiera que fuera su evidencia. Escoger entre los colores de la patología (los tejidos analizados y coloridos revelan la enfermedad), el estado intermedio, los estados débiles en su debilidad… No mysterium tremendum, sino mysterium fascinans…Transformar un círculo vicioso en uno virtuoso.
Si las células cancerígenas tienen un tiempo diverso con respecto a las demás, he recurrido a expedientes utilizados por algunos pacientes esquizofrénicos para auto curarse, descritos por James Hillman en “La vana huida de los Dioses”. He tratado la célula patógena como una célula paranoica y delirante, como si se hallara víctima de un desequilibrio mental. Atravesar un delirio, utilizando la imaginación para curar la imaginación, en el intento de evitar un error habitual, común a muchos creyentes: el temor a la duda.

En la travesía de la enfermedad, se experimenta un acontecimiento paradójico: el instante aurático que precede el momento de la crisis. En ese instante el tiempo está suspendido. Toda duda e inquietud parece resolverse en una quietud suprema. Un instante que tiene la duración del relámpago en el cual el sentido de la existencia y la conciencia se duplican. Un minuto se revela en un segundo. que se dilata hasta comprender una vida entera.
A menudo la muerte, el pensamiento de la muerte, intensifica la vida, le otorga un sentido, la hace incandescente y comprensible y preciosa en cada instante.

La enfermedad es una pérdida de orientación.

Las células transfiguradas son hierofanías. Algo de sagrado se vislumbra, el objeto se convierte en otra cosa potente, sin cesar de ser el mismo.
La hierofanía hace posible la orientación.
La orientación no sería posible sólo con los cuatro puntos de, referencia horizontales. Los navegadores se ayudaban con las estrellas. Es necesario mirar al cielo, a una dimensión vertical, ascendente, del cenit al nadir. Según como el hombre percibe esta dimensión vertical de su propia presencia en el mundo, sus dimensiones horizontales adquieren sentidos diversos.

La célula transfigurada adquiere el espesor de un cosmograma, el laberinto del cuerpo no es más un lugar de pérdida sino el lugar de un nuevo saber, con el cual podemos proyectar una realidad distinta.
La via recta consiste en no divagar ni a este ni a oeste, sino escalar la cumbre, tender al centro. Se trata de una interioridad luminosa y vertical que se opone a la espacialidad del mundo exterior.
El simbolismo del centro se refiere a una especie de proceso alquímico de decantación y sublimación, donde las tinieblas mismas generan la luz. “Del plomo de la región del agua nace el oro precioso; en el cual conciencia y vida se funden”.
La interioridad a la cual nos referimos no tiene nada que ver con los términos modernos de subjetivismo o nominalismo, ni con un imaginario contaminado por nuestra idea de irrealidad o fantasía. El mundus imaginalis o “Tierra celeste” , es un universo espiritual concreto, no un mundo de conceptos y paradigmas.
Ver las células orientadas según ese eje celeste es mirarlas en la tierra de Hûrqalyâ, verlas en fin a la luz del Ángel. La dimensión trascendente crecerá junto a la percepción visionaria (hiero gnosis).

Este trabajo que se identifica, “que se ensimisma en el otro” es un proceso entropático de vivificación que comprende la acción de meditar, concebir, imaginar, desear ardientemente. Crear con el arte es donar vida, construir un movimiento regenerativo.
La imaginación intenta disolver la apariencia y va más allá del enredo de la oscuridad para permitir a las cosas salir a la luz. Entregarse a las tinieblas llenos de amor, para generar, para re-generar y re-generarse.

La artista es a la vez, creador y criatura. No podrá ser ella misma sin la segunda persona, sin el tú, es decir, sin la imagen que le otorga reflejarse, porque es con sus propios ojos y a la vez con los ojos del otro, como ella se mira.

La célula patológica se transforma en un cuerpo de luz que imagina su propia liberación.


El corazón como órgano de la imaginación
“Cor meum, ubi ego sum quicumque sum”
( Conf: 10.3 S.Augustín)

“Como dice Corbin en una de sus célebres conferencias en Éranos - Si queremos recuperar lo imaginal, primero debemos recuperar su órgano, el corazón, y su tipo de filosofía- .
Esta capacidad retórica imaginativa es el himma del que habla Henri Corbin en su estudio sobre Ibn ‘Arabi. “Ese poder del corazón es lo que designa específicamente la palabra himma una palabra cuyo contenido tal vez aclare mejor el término griego enthimesys que significa la acción de meditar, imaginar, proyectar, desear ardientemente: dicho de otro modo, de tener (algo) presente en el thymos, que es fuerza vital, alma corazón, intención pensamiento, deseo (ci, Pág. 224)

Según James Hillman “el corazón no es tanto el lugar de los sentimientos personales como el lugar de la verdadera imaginación, la vera imaginatio que refleja el mundo imaginal en el mundo microcósmico del corazón… Apelamos al corazón porque en él es donde lo imaginal presenta a la imaginación la esencia de lo real.” (J.Hillman, p.48)

En primer lugar, mi corazón es mi humanidad, mi determinación de vivir, mi fuerza y mi pasión. Gracias a él, nada me es ajeno: todo tiene cabida en su reino de dignidad. Mis virtudes mas nobles emanan del corazón: la lealtad, la audacia heroica, la compasión. Llamemos a esto “el corazón de león. Coeur de lion.

En segundo lugar, mi corazón es un órgano del cuerpo: es un músculo o una bomba, un mecanismo complejo y depositario secreto de mi muerte. Llamemos a este corazón palpitante “el corazón de Harvey”.

En tercer lugar, mi corazón es mi amor, mis sentimientos, la sede de mi alma y mi sentido de persona: es el lugar donde habitan la intimidad, el pecado, la vergüenza, el deseo y la divinidad. Llamemos a esto “el corazón personal”, “el corazón de San Agustín”.

célula transfigurada
célula transfigurada
concierto a la célula (instalación)
visio smeragdina ( instalación )
 
 
 
 
 
 
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